En los Morros de Ávila, ubicados en la montaña de Agüimes, nos encontramos ante un yacimiento aborigen consistente en dos cuevas excavadas en toba roja. Anteriormente había una tercera cueva, de la que se intuyen los restos, pero que ha desaparecido debido a la extracción de materiales para la construcción en la antigüedad.
Las cuevas están rodeadas por grandes muros de piedra seca, que aun siendo perimetrados en la antigüedad, la estructura actual es moderna y se debe al aprovechamiento de las cuevas para el ganado.
La cueva principal que encontramos en los Morros de Ávila está divida en dos estancias. La primera sala es bastante grande, de unos 12 x 9 metros y con techo a 2.5 metros de altura, aunque está excavada parcialmente a un nivel inferior que el suelo exterior. En esta sala encontramos una alacena rectangular labrada en una de las paredes, al igual que en la sala contigua, más pequeña, pero que también tiene una alacena labrada en la pared, en este caso triangular. La sala contigua comunica con el exterior a través de dos orificios, aunque se encuentra inutilizados debido a la acumulación de piedras.
La cueva adyacente es más pequeña y baja, de hecho está prácticamente enterrada. Consta con una sola sala donde se pueden apreciar un gran número de cazoletas.
En ambas cuevas se pueden apreciar claramente los restos de las pinturas decorativas que las adornaban, frisos en blanco y rojo almagre, típico también en otras cuevas y yacimientos distribuidos por la isla.
La visita al yacimiento de los Morros de Ávila se realiza conjuntamente con la visita a la estación de grabados prehsipánicos ubicada en el cercano Morro del Cuervo, donde se encuentra el popular grabado del Hombre de Guayadaque.
Otra importante estación de grabados a visitar a tu paso por Agüimes es la conocida como los Letreros de Balos, considerada como la más importante estación de grabados de toda Gran Canaria.